Bienvenidos a los Esteros del Iberá
Bienvenidos a los Esteros del Iberá
Los Esteros del Iberá dan sustento a más de 300 de especies de aves, mamíferos emblemáticos amenazados de extinción, grandes reptiles que desayunan pirañas y monos carayá que observan a los visitantes desde las copas de los árboles. Y como si esto fuese poco, la región es escenario de un ambicioso proyecto que busca restaurar poblaciones viables de algunas especies que lamentablemente fueron exterminadas. Hoy el Iberá es el destino número uno en Argentina para observar y fotografiar fauna silvestre. Pero esto no es casualidad, es la consecuencia de una historia que transformó para bien el destino de su naturaleza y el de su gente.
El Iberá, una historia de conservación
Los Esteros del Iberá dan sustento a más de 300 de especies de aves, mamíferos emblemáticos amenazados de extinción, grandes reptiles que desayunan pirañas y monos carayá que observan a los visitantes desde las copas de los árboles. Y como si esto fuese poco, la región es escenario de un ambicioso proyecto que busca restaurar poblaciones viables de algunas especies que lamentablemente fueron exterminadas. Hoy el Iberá es el destino número uno en Argentina para observar y fotografiar fauna silvestre. Pero esto no es casualidad, es la consecuencia de una historia que transformó para bien el destino de su naturaleza y el de su gente.
De la abundancia a la escasez
De los tiempos anteriores a la llegada del europeo no sabemos mucho, pero podemos afirmar que fue un lugar de enorme abundancia de fauna, sustento de los pueblos guaraníes. El Iberá se mantuvo casi ajeno a la autoridad del Virreinato y de la Argentina hasta comienzos del siglo XIX. Algunos de los primeros criollos llegados, mezclados con los guaraníes, fueron peones de estancias. Otros se internaron en lo más profundo del humedal y surgió así una figura emblemática que marcó la vida del Iberá por casi dos siglos: el mariscador. Dedicados a la caza de subsistencia, fueron baqueanos y conocedores de la fauna como nadie. Recorrían la inmensidad con sus canoas, armados con machete y lanza. Luego, el valor creciente de algunas pieles y plumas hizo que el mariscador cazara para el acopiador, encargado del comercio en las ciudades. Esta forma de vida llegó hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XX, cuando la enorme presión de caza comenzó a diezmar la riqueza faunística, obligando a los mariscadores a realizar jornadas de caza cada vez más largas e improductivas. Algunas especies se extinguieron del Iberá en esa época, otras ya habían desaparecido varias décadas atrás. A fines de siglo la creciente conciencia social sobre la necesidad de proteger la naturaleza impulsó el dictado de leyes prohibiendo la caza o limitando el comercio de pieles. Para esa época, el Iberá ya no era aquella tierra de una abundancia infinita. Pero, por suerte y gracias al trabajo de mucha gente, el destino del Ibera tomo otro rumbo.
Comienza la protección
En 1983 la provincia de Corrientes tomó una iniciativa crucial para el destino de este humedal: creó la Reserva Provincial del Iberá.
Al poco tiempo, en Colonia Carlos Pellegrini se estableció el primer destacamento de Guardaparques Provinciales. Y ocurrió algo significativo: los mariscadores fueron invitados a integrar el cuerpo de guardafaunas ¿Cazadores como guardianes de la fauna? Una arriesgada idea sin antecedentes en la región. Algunos aceptaron, intuyendo la posibilidad de mejorar sus condiciones de vida, y tomaron muy en serio su nuevo rol. La caza fue controlada, y la fauna de a poco se recuperó en la zona de Pellegrini. Algunos de los exponentes más emblemáticos de su fauna, sabiéndose no perseguidos, se volvieron menos ariscos. La voz se fue corriendo entre los amantes de la naturaleza: en aquel Iberá desconocido ahora se podía ver y fotografiar abundante vida silvestre.
En 2009 un decreto determina dos categorías dentro del área protegida: 800.000 hectáreas de Reserva Provincial (tierras privadas) donde están permitidas actividades productivas compatibles con la conservación de la naturaleza; y 480.000 hectáreas de Parque Provincial (tierras fiscales), zona núcleo de uso restringido y protección estricta. Luego, en el año 2021 se anexó más superficie al parque, llegando en la actualidad a cerca de 600.000 has protegidas por ley.
Llega el turismo en la naturaleza
Con el nuevo siglo, a la par de la recuperación notable de la fauna, se levantaron las primeras posadas en Colonia Pellegrini para dar servicios a visitantes que comenzaron a llegar atraídos por este hermoso lugar. Los emprendimientos fueron iniciativa de lugareños, de correntinos de otros pueblos, de otras ciudades del país o incluso del extranjero. Siendo el principal atractivo turístico las recorridas para observar fauna, las posadas necesitaban guías baqueanos: una nueva fuente de trabajo para guardaparques, sus hijos y otros vecinos. Se abrieron comedores, más hospedajes y negocios de artesanías. Este proceso espontáneo mejoró la calidad de vida de los pobladores de Pellegrini: los jóvenes ya no estuvieron obligados al éxodo, pudieron emprender si así lo deseaban. Esta etapa está hoy en pleno desarrollo, en otros pueblos que se sumaron alrededor del Iberá como vías de acceso por medio de varios portales.
El desafío hoy es consolidar lo logrado y crecer de forma sustentable. El futuro se está escribiendo, junto a los hijos y nietos de aquellos viejos mariscadores del Iberá.
Uniendo fuerzas para cuidar el Iberá
Varias voluntades lograron sumarse en los últimos años para que este ecosistema reciba más protección, que a su vez genera más atractivos para el visitante y la consecuente necesidad de brindar servicios de calidad. El gran trabajo pionero de la provincia y del Municipio de Colonia Pellegrini, tomo nuevos impulsos.
En 2018 se creó el Parque Nacional Iberá sobre unas 168.000 has, en tierras privadas que fueron adquiridas por la ONG ambientalista “The Conservation Land Trust” (hoy Fundación Rewilding Argentina) y donadas al Estado Nacional. Esta área en realidad está formada por varias ex estancias distribuidas por todo el Iberá y que se convirtieron en acceso público una vez adquiridas.
Así se cristalizó un esquema de protección que está llamado a hacer escuela, por las enormes posibilidades y beneficios que brinda. Se sumó, al pionero esfuerzo provincial, la participación de la Administración de Parques Nacionales. La figura de parque nacional es la de más alto estatus jurídico del país en materia de conservación. Además, es la “marca” internacional que llevan las maravillas naturales más valoradas y visitadas en todo el mundo. Hoy, el Iberá está protegido por la provincia de Corrientes y por el Estado Nacional, que trabajan en forma coordinada, con la ayuda de ONGs y de toda la comunidad, que valora de forma creciente los logros y disfruta de ellos. De esta forma, el llamado Gran Parque Iberá suma 750,000 hectáreas de protección estricta, entre el parque nacional y el parque provincial. Como una suerte de zona de amortiguación y por fuera de este gran núcleo, se extiende la zona categorizada como Reserva Provincial, donde como ya se mencionó están permitidas ciertas actividades productivas.
La gestión conjunta está dando los primeros resultados, por ejemplo, en la mejora de la infraestructura que aumenta la cantidad de visitantes y en las iniciativas de producción de naturaleza y restauración de fauna. Estas últimas, llevadas a cabo en conjunto con la Fundación Rewilding, buscan —y están logrando— recuperar la integridad del ecosistema trayendo de vuelta a las especies que lo habitaron originalmente y que cumplen roles fundamentales.
El mundo ya puso sus ojos sobre el largo proceso en marcha y que no se detiene, que primero cuidó, luego mejoró y ahora invita a todos a vivir de cerca la fantástica experiencia natural y cultural de los esteros del Iberá.
Los paisajes del Iberá
El Iberá (“agua brillante” en guaraní) es en realidad mucho más que esteros y lagunas. Para ser justos con su diversidad, es correcto definir al Iberá como un macrosistema.
El reino del agua
El Iberá (“agua brillante” en guaraní) es en realidad mucho más que esteros y lagunas. Para ser justos con su diversidad, es correcto definir al Iberá como un macrosistema.
Ocupa el centro-noreste de la Provincia de Corrientes y con sus 1.300.000 hectáreas es el segundo humedal en importancia de América del Sur y una excepcional reserva de agua dulce. Se trata de una gran depresión alimentada por copiosas lluvias subtropicales. En esta región plana y con abundante vegetación acuática, sólo la cuarta parte del agua caída escurre hacia el río Paraná por medio del río Corriente y sus riachos y canales tributarios. El resto forma la sucesión de lagunas y zonas inundables permanentes que forman los esteros propiamente dichos. Estos ambientes conviven con los bañados y cañadas, zonas con acumulación temporaria de agua. Los paisajes inundados o inundables, si bien ocupan la mayor parte de la superficie del Iberá, alternan con tierras más altas pobladas por pastizales, sabanas y montes. Esta combinación de tierras anegadas y secas hace que el macrosistema Iberá albergue una gran diversidad de hábitats, que dan refugio a su vez a más de 4.000 especies de animales y plantas.
Los embalsados
Una formación particular y al parecer única del Iberá son los llamados embalsados. Se trata de costas e islas flotantes originadas por la acumulación sucesiva de tierra y materia orgánica diversa sobre un colchón de plantas acuáticas, tanto flotantes como arraigadas al fondo. Es un sustrato muy rico que permite el crecimiento de otras plantas menores primero, y luego hasta de árboles como el Ceibo, el Laurel y el Ombú. Al pararse sobre un embalsado es notable la sensación de estar pisando tierra firme pero a la vez sobre un suelo elástico y acolchado. Los embalsados flotan debido a la profundidad de los esteros, que puede alcanzar los 5 metros, y a su bajo peso específico por desarrollarse sobre esa masa vegetal. Con más de un metro de espesor, los embalsados pueden permanecer mucho tiempo en el mismo sitio, parcialmente arraigados al fondo, definiendo así los bordes de las lagunas como verdaderas costas flotantes. Pero por desprendimientos pueden dar lugar a islas flotantes que son movidas por el viento y las corrientes, cambiando el paisaje.
Bosques y pastizales
Salpicando la gran matriz de lagunas, riachos, esteros, embalsados, bañados y cañadas, y aprovechando los suelos mejor drenados y algo más altos, aparecen los pastizales y las isletas de monte. Estas isletas son pequeños bosques húmedos de especies emparentadas con la Selva Misionera, entre ellas el Lapacho negro, el Ibirá pitá y el Timbó. Bosques similares crecen también en los costados de riachos y arroyos, en forma de selvas en galería.
Sobre las islas de arcilla y arena, que pueden estar inundadas o secas alternadamente, crecen densos palmares de Palma caranday, una especie resistente a estas poco favorables condiciones de vida.
Otra formación boscosa se desarrolla desde Carlos Pellegrini hacia el sur, por el borde oriental del Iberá.
Se trata de montes secos y abiertos de especies propias del Espinal del sur de la provincia, con Algarrobo negro, Quebracho blanco, Ñandubay y Espinillo. Estos árboles pueden crecer también aislados en un pastizal, formando sabanas. En las lomadas arenosas del norte y el oeste del Iberá, que dejó el río Paraná cuando corría más hacia el centro de la provincia, se extienden los pastizales más ricos y continuos, verdaderos “mares de pastos”.
Fauna del Gran Parque Iberá
La gran variedad de paisajes del ibera resguarda un elenco muy rico de fauna silvestre, con varias especies amenazadas de extinción.
Aves
La gran variedad de paisajes del bera tienen su equivalente en una gran cantidad de especies animales que lo habitan. Por ejemplo, en todo el sistema Ibera se han detectado más de 300 especies de aves silvestres. Algunas viven en los bosques de las isletas de monte, otras en las lagunas y bañados, y varias encuentran refugio en los pastizales naturales. Dentro de este último grupo de destacan varias aves en peligro de extinción, como el tordo amarillo, la monjita dominica y el yetapá de collar. Pero como el ibera nunca deja de sorprender, hace pocos años de descubrió una nueva especie para la ciencia y que es exclusiva de esta región; como no podía ser de otra forma, se la llamo capuchino Ibera, y se transformó en emblema del parque nacional.
Mamíferos y reptiles
Además de las aves, un elenco muy interesante de mamíferos puebla el ibera. Podemos mencionar al ciervo de los pantanos, especie también en peligro de extinción, que tiene aquí la principal población de la Argentina. A este hermoso ciervo, perfectamente adaptado a los bañados y zonas inundables, se puede observar fácilmente en casi todo el parque. El ibera también conserva una pequeña población del venado de las pampas, que quizás es el mamífero más amenazado de extinción de la Argentina. Por último, el tercer ciervo autóctono de la región es la corzuela parda o guazuncho.
Además de las aves, un elenco muy interesante de mamíferos puebla el ibera. Podemos mencionar al ciervo de los pantanos, especie también en peligro de extinción, que tiene aquí la principal población de la Argentina. A este hermoso ciervo, perfectamente adaptado a los bañados y zonas inundables, se puede observar fácilmente en casi todo el parque. El ibera también conserva una pequeña población del venado de las pampas, que quizás es el mamífero más amenazado de extinción de la Argentina. Por último, el tercer ciervo autóctono de la región es la corzuela parda o guazuncho.
Otro animal símbolo de Ibera es el carpincho. Excelente nadador y buceador, se concentran en grandes grupos familiares. También cerca de los cursos de agua es posible, con algo de suerte, observar al lobito de río, un inteligente y vivaz carnívoro. Otro cazador del Ibera es el zorro de monte, que se alimenta de pequeños mamíferos, aves, peces y hasta insectos. El pariente grande de esta familia es el bello aguara guazú. Tan corpulento como inofensivo, este gran zorro de patas largas y de color rojizo este amenazado de extinción de todo la Argentina. Observarlo en el ibera es un verdadero premio para algunos visitantes.
Este breve repaso por algunos integrantes de la fauna del ibera no puede olvidar a los yacarés. Viven aquí dos especies: el yacaré negro y el yacaré overo o ñato. Son las verdaderas estrellas de las salidas embarcadas para observar fauna.
La fauna que mencionamos se fue recuperando desde la década del 1980, cuando comenzó la protección. En ese momento para ver un ciervo de los pantanos era necesario internarse en los esteros, los carpinchos también eran menos abundantes, igual que los yacarés. El proceso fue lento pero persistente. Hoy el ibera es el principal destino para observar fauna de la Argentina.
Portales de acceso al Ibera
El Gran Parque Iberá cuenta con 10 portales de acceso que se encuentran en diferentes instancias de desarrollo. Cada portal tiene su impronta cultural y ofrece diferentes tipos de actividades, servicios y experiencias enmarcadas en un entorno natural con muy buen estado de conservación.
Colaboradora
Belén Etchegaray es hija de correntinos y, desde el 2003, desarrolla una importante labor difundiendo la fotografía de naturaleza y las bellezas naturales de Iberá desde su portal www.fnaweb.org, su canal de Youtube y la revista Argentina Photo Nature.
Participó en incontable cantidad de exposiciones y fue ponente en los más importantes congresos nacionales como internacionales.
Es autora de los libros «Esteros del Ibera» (2010) y «De agua, tierra y cielo» (2019), co autora del libro «Wild Argentina»(2018) y «Rutas para fotografiar la naturaleza» (2002).
Miembro fundador y Vicepresidenta de AFONA – Asociación Argentina de Fotógrafos de Naturaleza y co creadora del grupo Women Nature Photographers.